lunes, 16 de junio de 2008

Me llamo Teodoro y soy un pingüino

No es fácil ser un pingüino en un mundo de hombres, dónde el andar natural del propio ser se convierte en motivo de burla y desacredita el porte aristocrático del semblante. Esta sola introducción debería enunciar ya algo de mi persona: tengo un elevadísimo complejo de inferioridad.

Supongo que esta es la razón por la que he decidido crear mi blog. Recoger pensamientos fugaces e intentar atraparlos mediante la escritura a fin de estimular las pocas gotas de narcisismo que fluyen en mis venas.

A los que somos un poco lentos, lo ingenioso aparece casi siempre tarde o cuando menos te lo esperas. Aquellas respuestas audaces, elegantemente bélicas que debiéramos haber dado, aparecen en momentos de soledad. Pues para evitar que caigan en pozo vacío he decidido colgarlo en un sitio Web. Quién sabe si el origen de la literatura fue precisamente la necesidad de retener momentos de ingenio de muchos individuos lentos en reaccionar.

No dejaría de ser divertido que el origen de arte de las palabras estuviera en la imposibilidad de decir las cosas a tiempo.

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